Seguro lees “smart contracts” y te imaginas a unos documentos que hacen todo por ti.
La verdad es que los contratos inteligentes no son tan inteligentes, pero sí son una forma más automatizada de realizar operaciones.
Prácticamente DeFi está construida sobre smart contracts, esas líneas de código que establecen una serie de acciones por condiciones y que se ejecutan dentro de la blockchain de una criptomoneda.
En términos simples, un smart contract es un acuerdo entre dos o más personas cuyos resultados se ejecutan automáticamente (sin necesidad de un tercero) cuando se cumplen las condiciones que están previamente programadas en blockchain.
Por lo tanto, estos contratos también requieren que los usuarios cumplan con cada paso para que finalmente se ejecuten las órdenes preestablecidas.
Un smart contract no está controlado por ninguna de las partes ni de sus agentes. Se ejecuta como una sentencia if-then (si-entonces). Es decir, “si se da esta condición, entonces ocurrirá esto”.
Estos contratos inteligentes brindan mayor seguridad que la de un contrato tradicional porque no dependen de la buena voluntad de un tercero, como un notario, que fácilmente puede ser influenciado por alguna de las partes.
Además, están grabados de forma pública e inmutable sobre la blockchain, que funciona como un gran notario universal, donde cada transacción es registrada de manera inalterable y resguardada por una red distribuida de miles de computadores.
Los smart contracts permiten reducir los costos de transacción asociados a la elaboración, intermediación y firma de cualquier contrato entre personas. Estos se ejecutan fácilmente desde un computador con algunos clics y por un pago mínimo a la red.
Prácticamente cualquier transacción que requiera de un acuerdo entre partes puede funcionar con un smart contract. Por esto probablemente empecemos a ver su aplicación en muchas de nuestras tareas cotidianas.
La posibilidad de crear códigos auto ejecutables para cualquier operación entre personas ha abierto un abanico casi infinito de opciones para los desarrolladores. Con smart contracts, podemos crear nuevos productos y servicios:
Aunque los smart contracts son los programas más seguros creados hasta el momento, una mala programación puede poner en riesgo cualquier operación entre personas. Sobre todo, cuando se trata de transferencias de valor, como el caso de los criptoactivos.
Cuando un contrato inteligente está mal diseñado, las personas que usan este protocolo DeFi corren el riesgo de perder su dinero.
Así es como algunos hackers han atacado a plataformas de finanzas descentralizadas, en las cuales no vulneran la blockchain pero sí logran detectar fallos en los contratos inteligentes y sacar provecho de ellos.
El primero en mencionar el término smart contract fue el criptógrafo Nick Szabo, quien propuso en 1997 un protocolo informático que permitiera el comercio entre desconocidos y que sustituyera los documentos legales físicos.
Sin embargo, la realización de un smart contract fue un hecho en 2015, cuando salió al público la segunda red blockchain más importante en el criptomundo: Ethereum.
Ethereum fue la primera blockchain que se creó principalmente con el objetivo de crear contratos inteligentes dentro de sus bloques. Básicamente le permitió a los desarrolladores que pudieran alojar en su gran red descentralizada cualquier conjunto de códigos.
Esto precisamente porque Ethereum funciona como un gran computador universal, que está distribuido por la naturaleza de blockchain.
Por eso es que, en la actualidad, la mayoría de los protocolos de DeFi están construidos sobre Ethereum, la blockchain pionera en smart contracts.
Sin embargo, con el auge de las criptomonedas y la aplicación de blockchain para distintos proyectos, muchos desarrolladores han puesto sus esfuerzos en la construcción de nuevos entornos DeFi.
Hasta la fecha han surgido nuevas blockchain como Solana, Binance Smart Chain o Cardano, que permiten crear contratos inteligentes para dar vida a las aplicaciones descentralizadas (Dapp), otra de las bases del funcionamiento de DeFi.
