¿Sabías que cuando usamos una aplicación estamos exponiendo constantemente nuestros datos a terceros?
Así es. Las aplicaciones que hoy manejas desde tu computador o celular almacenan los datos que constantemente depositas en ella en servidores que son centralizados, porque solo tienen accesos los responsables y dueños de cada plataforma.
De este modo, tu información, que muchas veces es confidencial, queda a disposición de los responsables informáticos de cada app. Y tú confías plenamente en que ellos hagan lo más honesto con tus datos.
Sin embargo, se han evidenciado casos en los cuales estos datos son usados arbitrariamente por los dueños de las apps. Así ha pasado con Facebook, que reiteradamente ha recibido denuncias y acusaciones por lo que hacen con cada dato que sus usuarios les proveen.
Además, al estar el control de una app en pocas manos, también corres el riesgo de que si ocurre un error técnico o fallan en algo, te priven de usar sus funciones habituales y hasta de perder tu información.
Blockchain ahora está dando la posibilidad de crear aplicaciones más honestas y transparentes, donde estés menos expuesto y puedas navegar de forma más privada y segura.
Estas son las llamadas Aplicaciones descentralizadas o DApps (por sus siglas en inglés).
Cuando envías un mensaje por WhatsApp a otra persona, estos datos pasan previamente por el servidor de Facebook (la compañía responsable de esta app) y después es cuando llegan al destinatario. Y, por supuesto, la almacenan en un registro privado centralizado. Cuando usas una DApp, no hay un agente que monitoree ni guarde la información en un cuarto secreto del cual solo unos pocos tienen la llave.
Las DApps deben su nombre a que son descentralizadas (Decentralized Application). Es decir, no hay intermediarios; solo comunicación directa entre sus usuarios.
Cada usuario de una DApp funciona como un nodo (un punto de conexión de la red descentralizada), donde conforma, junto con otras personas, una especie de notario colectivo que registra y valida cada transacción que ocurre en la plataforma.
El registro y la validación de la información que se genera cada segundo no necesitan de la autorización manual de cada usuario. Esto se realiza de forma automática por disposición de los contratos inteligentes de la DApp.
Cada vez que hay una nueva operación, el registro de datos se actualiza en cada nodo, donde también se guarda una copia de todo el historial de la DApp. Por lo tanto, si uno de los usuarios desaparece, habrá otras cientos de copias de esta información en toda la red.
Al estar construidas sobre blockchain, las DApps reciben un conjunto de características propias de esta tecnología para garantizar su funcionamiento.
Todas las acciones que ocurren en blockchain se registran con criptografía para resguardar los datos de las personas. Por eso, la información original solo puede ser vista por quien la origina y el resto solo puede verificar la acción o rechazarla.
Además, esta información queda siempre bajo custodia del propio usuario; no se almacena en una nube o en servidores externos. Así se minimizan los riesgos asociados al robo de información privada o al uso de datos para beneficio de terceros.
Esto se refiere básicamente a que funciona sin necesidad de servidores centrales. Históricamente las empresas detrás del desarrollo de sus plataformas han sido los grandes custodios y responsables de la información.
Sin embargo, mantener bases de datos de millones de usuarios concentradas en un solo lugar es una labor titánica y que no está exenta de fallos. En las DApps, estos registros están distribuidos entre todos sus usuarios, garantizando disponibilidad permanente y haciéndola prácticamente in-hackeable.
Las DApps están construidas con códigos abiertos. Esto permite que la comunidad pueda saber en todo momento cómo funciona la aplicación y posibilita la realización de auditorías por parte de sus propios usuarios.
Por eso, cualquier persona con conocimiento básico en desarrollo puede inspeccionar el código, mejorarlo e incluso replicarlo para crear su propia DApp. Estas nuevas aplicaciones están expuestas a una constante renovación por demanda de sus propios usuarios y de los nuevos competidores.
Existen miles de DApps hasta la fecha. Pero para facilitar el proceso de análisis de cada una, se pueden identificar tres categorías o tipos principales:
Son todas aquellas DApps que tienen su propia blockchain. En este grupo podemos incluir desde Bitcoin hasta blockchains como Litecoin, Ethereum, Dash o Monero.
Son las dApps que se construyen sobre blockchain ya creadas y que, lógicamente, permiten crear contratos inteligentes para desarrollar estas nuevas aplicaciones descentralizadas. En este grupo entran plataformas como Uniswap, Pancakeswap, Axie Infinity, etc.
Aquí entran todas aquellas DApps que se valen de los tokens creados por las DApp tipo II para funcionar. Un ejemplo de estas es Safe Network, una DApp que usa Omni Layer (una dapp tipo II) para poder crear su propio token: la Safecoin.
Independientemente de su clasificación técnica, las dapps representan varias mejoras con respecto a sus semejantes del mundo centralizado.
Para que tengas una idea más clara, repasemos algunas ventajas de las DApps:
La aparición de las DApps ha permitido el crecimiento del ecosistema DeFi. Por eso hoy puedes encontrar una variedad de opciones para acceder a productos financieros directamente desde blockchain y sin necesidad de la banca.
Conoce más en detalle los productos y servicios que ofrece hoy DeFi en el siguiente capítulo.
